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El inversor es una de las piezas más importantes de una instalación solar y, al mismo tiempo, una de las más desconocidas. ¿Sabes cuál es su función, qué tipos existen y cómo elegir el más adecuado? Seguramente no. ¡Pero no te preocupes! Nosotros te lo contamos a continuación.
El inversor solar es el componente encargado de convertir la energía generada por los paneles solares en electricidad. ¿Y por qué es tan importante? Porque la energía que producen los paneles no se puede usar directamente; debe ser convertida de corriente continua (CC) a corriente alterna (CA), que es la que emplean la mayoría de los dispositivos y electrodomésticos de cualquier vivienda o empresa.
Además de esta función, el inversor solar cumple otros cometidos:
Para elegir el inversor solar más adecuado a tu instalación, deberías tener en cuenta los siguientes factores:
Ahora que ya sabes qué son los inversores solares, para qué sirven y qué aspectos valorar antes de elegirlos, te vamos a explicar qué tipos existen.
En primer lugar, podemos distinguir entre inversores monofásicos e inversores trifásicos. Los primeros emplean una fase y una única corriente alterna, mientras que los segundos están formados por tres fases y tres corrientes alternas distintas. Las viviendas y pequeñas empresas suelen contar con instalaciones monofásicas y las grandes empresas con trifásicas.
Una vez hecha esta distinción, podemos agrupar los inversores según otro criterio: su conexión o no a la red.
Entre los inversores empleados en las instalaciones conectadas a la red eléctrica, distinguimos los siguientes:
Se utilizan en instalaciones con varios paneles solares conectados en serie o en cadena. Son, probablemente, los más utilizados y también los más económicos del mercado. Están especialmente indicados para aquellas zonas en las que la radiación solar se mantiene constante, puesto que si un panel disminuye su rendimiento (por ejemplo, por la presencia de sombras) el resto lo hará también.
Son inversores de menor tamaño, que se conectan a un máximo de 3 ó 4 paneles. Se aconsejan cuando la instalación presenta variaciones de rendimiento entre sus paneles y cuando se prevé una posible ampliación de la instalación en el futuro. De lo contrario, no son muy recomendables, ya que debido a su tamaño su rendimiento general es menor. Puede tener varias entradas con seguidores de máxima potencia para dividir y hacer más eficiente la instalación.
Es un inversor de gran tamaño, que se utiliza en instalaciones mayores de 100 kW, lo que conocemos como parques fotovoltaicos. El rendimiento se mide por panel solar y no en su conjunto, por lo que si se producen sombras o fallos en alguno de ellos el resto de la instalación no se ve afectada. Este inversor suele tener un único seguidor de máxima potencia.
Existen tres tipos de inversores que pueden usarse en las instalaciones aisladas con baterías. Se trata de inversores que generan su propia red eléctrica con la onda adecuada para el funcionamiento de los equipos eléctricos convencionales. Proporcionan electricidad siempre que exista energía en los paneles solares o en la batería.
Transforman la corriente continua procedente de las baterías en corriente alterna lista para su uso.
Además de transformar la energía, incorpora un sistema de carga que se conecta a la red para poder llenar las baterías en días nublados o de mucha demanda.
Este tipo de inversor permite aprovechar de manera simultánea la energía procedente de distintas fuentes: transforma la corriente procedente de los paneles solares durante el día y la combina con la que está almacenada en las baterías durante la noche. Para entenderlo, se sincroniza con la red eléctrica y con las baterías dando prioridad a una u otra según las necesidades energéticas del momento.
¿Entiendes ya la importancia de este elemento de tu instalación? Si aún sigues teniendo alguna duda, ponte en contacto con nosotros y te la aclararemos. No solo nos encargamos de informarte, sino también de elegir los componentes más convenientes para tu caso concreto.