Incidencias más frecuentes en una instalación solar fotovoltaica
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Al igual que cualquier otro tipo de instalación, las placas solares también pueden sufrir daños. La existencia de defectos es fácilmente reconocible, puesto que enseguida afecta al rendimiento general de la instalación solar, haciendo que se reduzca.
Veamos cuáles son los problemas más comunes que pueden presentarse y cómo solucionarlos.
Microgrietas
Se trata de un problema bastante habitual. Como consecuencia de fallos durante la fabricación, el transporte o la instalación, la superficie cristalina de los paneles solares puede sufrir fracturas microscópicas.
Su presencia, en un principio, no es preocupante, a menos que aumenten de tamaño, cosa que puede ocurrir con el paso del tiempo debido a la exposición a la intemperie y a los cambios de temperatura.
La existencia de grietas puede provocar una pérdida del rendimiento del panel e, incluso, afectar al panel contiguo, ya que las células están conectadas en serie. En este caso, la placa solar generará menos energía al perder varias células activas.
Puntos calientes o ‘hotspots’
Es uno de los problemas más frecuentes en una instalación solar. Un punto caliente se produce cuando un área del panel se sobrecarga y, por tanto, se sobrecalienta.
Normalmente, los daños se limitan a una reducción localizada de la eficiencia de las placas solares afectadas, que da lugar a una menor potencia de salida y a una mayor degradación de sus materiales, lo cual acorta la vida útil de los paneles afectados.
Si el problema no se soluciona, puede llegar a provocar la rotura del vidrio e, incluso, un cortocircuito.
Las causas que lo provocan pueden ser variadas: desde defectos estructurales en la fabricación de las placas solares, como conexiones mal soldadas, defectos en los materiales empleados, deslaminación, etc., hasta daños mecánicos causados por un mal manejo o transporte de las placas (por ejemplo, microgrietas, un marco metálico doblado, etc.).
Otra causa que puede provocar un punto caliente es la existencia de sombras permanentes, que pueden reducir la capacidad de las células afectadas, con la consiguiente descompensación en la serie.
Los puntos calientes se distinguen a simple vista por su color amarillo-rojizo. También se pueden detectar mediante una cámara termográfica.
En caso de que provoquen una diferencia de temperatura notable respecto al resto de paneles, de unos 20-30 grados, o se observe un sobrecalentamiento severo, a partir de 85 grados, será necesario reemplazar los que se hayan visto afectados.
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Degradación inducida por potencial (PID)
El PID, siglas en inglés que hacen referencia a la degradación inducida por potencial, es un fenómeno de pérdida de potencia muy frecuente en la última década, como consecuencia de la eliminación del transformador de salida en los inversores.
El uso de sistemas fotovoltaicos de grandes dimensiones y el empleo de cadenas con tensiones cada vez más elevadas provoca valores negativos en las células respecto a tierra, que generan este fenómeno de polarización capaz de provocar el apagado progresivo de los módulos y, como consecuencia, la reducción de las prestaciones del sistema.
Las causas que lo provocan son las siguientes:
- Condiciones medioambientales, sobre todo en climas cálidos y húmedos.
- Condiciones eléctricas: a mayor tensión de las series, mayor posibilidad de aparición del fenómeno.
- Mala calidad del panel.
- Mala calidad de las células fotovoltaicas.
Fallos en el cableado
Cualquier pequeño fallo que se produzca en el cableado provocará conexiones erróneas en el sistema de la instalación de placas solares, causando problemas en la generación de energía. Hay que revisar posibles derivaciones producidas por mordeduras de roedores.
Para detectar problemas, los expertos suelen utilizar medidores y otras herramientas de verificación de rendimiento de cables.
Corrosión interna
La humedad exterior puede penetrar en los paneles y provocar su oxidación. Este problema se produce por la mala calidad de las placas, que deberían ser totalmente herméticas al aire y al agua.
Los componentes de un panel solar (la capa de vidrio, las células solares y la lámina posterior) se laminan al vacío.
Si dicho proceso no se realiza de forma correcta, por ejemplo por no respetar los tiempos establecidos, se puede producir la deslaminación y, en consecuencia, la corrosión de las placas solares.
Decoloración o baba de caracol (Snail Trails)
Con el paso del tiempo, los paneles pueden presentar una decoloración en diferentes puntos, causada por un proceso químico que provoca oxidación, conocido comúnmente como “baba de caracol” por el parecido que presenta con el rastro que suelen dejar los caracoles.
Normalmente, suele relacionarse con la existencia de microrroturas. Diversos estudios muestran que la decoloración en sí misma no tiene por qué afectar al rendimiento de las placas solares, como sí ocurre en caso de microrroturas, que pueden llegar a afectar a los componentes de las células.
Problemas con los diodos de bypass
También pueden producirse incidencias en los paneles solares por fallos relacionados con el tipo de diodos de baypass que usa la caja de conexiones.
Los más adecuados son los diodos de bypass militares, que son los que soportan mejor las altas temperaturas y las condiciones extremas.
También es importante que los diodos estén bien encapsulados (tapados por silicona protectora). La baja calidad de los mismos es lo que provoca que, con el tiempo, se quemen y que el panel deje de funcionar.
Soldaduras defectuosas
Cuando el proceso o las temperaturas de soldadura son incorrectas, pueden aparecer puntos calientes, provocando fallos en los paneles e, incluso, la pérdida total de su capacidad para obtener energía.
En resumen, la mayoría de las averías que suelen presentarse en los paneles solares están relacionadas con la baja calidad del producto, por lo que es fácil evitarlos, únicamente eligiendo materiales de calidad.
En EnchufeSolar disponemos de personal especializado en la instalación de placas solares para autoconsumo fotovoltaico y nuestros paneles cuentan con una garantía de 25 años, que asegura el funcionamiento óptimo de la instalación durante toda su vida útil.