Europa refuerza su red de infraestructura para combustibles alternativos
Recientemente, el Consejo de la Unión Europea ha puesto en marcha el Reglamento sobre la Infraestructura para los Combustibles Alternativos en Europa, una normativa enmarcada en el paquete de medidas “Objetivo 55”, cuyo propósito es reducir en al menos un 55% las emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Objetivos del Reglamento sobre la Infraestructura para los Combustibles Alternativos
El Reglamento pretende contribuir al despliegue de la red de recarga o repostaje de combustibles alternativos, incluidos los cargadores de vehículos eléctricos (VE), a través de una serie de objetivos que los países de la Unión Europea deben cumplir entre 2025 y 2030:
- Instalar estaciones de recarga rápida de, al menos, 150 kW para turismos y furgonetas cada 60 kilómetros en los principales corredores de transporte de la UE, la denominada red transeuropea de transporte (RTE-T).
- Implantar estaciones de recarga para vehículos pesados con una potencia mínima de 350 kW cada 60 kilómetros en la red básica de la RTE-T y cada 100 kilómetros en la red global de la RTE-T. La cobertura deberá ser completa en 2030.
- Implantar estaciones de repostaje de hidrógeno que presten servicio tanto a automóviles como a furgonetas en todos los nodos urbanos y cada 200 kilómetros en la red básica de la RTE-T a partir de 2030.
- Facilitar a los usuarios de vehículos eléctricos o de hidrógeno el pago en los puntos de recarga o repostaje, mediante tarjetas de pago o dispositivos sin contacto y sin necesidad de suscripción.
- Proporcionar a los consumidores información completa a través de medios electrónicos acerca de la disponibilidad, el tiempo de espera y el precio en las diferentes estaciones.
El objetivo final es que, en un futuro próximo, sea posible cargar los vehículos eléctricos con la misma facilidad que los de combustible.
Principales novedades
Accesibilidad. Uno de los aspectos más destacados del nuevo reglamento es que los Estados miembros deben garantizar que los puntos de recarga sean fácilmente accesibles para los usuarios, tanto en entornos urbanos como rurales.
Interoperabilidad. Otro de los objetivos es que los usuarios puedan utilizar una amplia gama de puntos de recarga, independientemente del proveedor de servicios o del país en el que se encuentren. Para ello, se han establecido medidas como la obligatoriedad de implantar lectores de tarjetas en los puntos de recarga de potencia igual o superior a 50 kW. Esto eliminará las barreras que actualmente dificultan el uso de vehículos eléctricos en algunas regiones de Europa, facilitando el acceso a la infraestructura de recarga en todo el continente.
Carga inteligente. El Reglamento promueve también el uso de sistemas de carga inteligente, que facilitan la gestión de la energía y optimizan el uso de la red eléctrica. De este modo, los puntos de recargan podrán adaptarse a la demanda energética y aprovechar al máximo las fuentes de energía renovables disponibles.
Ventajas para usuarios y medio ambiente
Estas medidas contribuyen tanto a mejorar la experiencia de los usuarios como a proteger el medio ambiente.
- Gracias a una infraestructura más amplia, accesible e interoperable, los usuarios de vehículos eléctricos podrán disfrutar de una experiencia de carga sencilla, segura y rápida, lo que contribuirá al despliegue del vehículo eléctrico.
- Con la electrificación del transporte, se verán reducidas las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación atmosférica, lo que ayudará a mejorar la calidad del aire y a frenar el temido cambio climático.
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