Las energías renovables ganan terreno en España

Las energías renovables ganan terreno en España frente a las fuentes fósiles: el “sorpasso” histórico de la fotovoltaica al carbón

produccion energia solar

Red Eléctrica de España, el organismo gestor del sistema eléctrico nacional, ha difundido en su página oficial que la potencia solar fotovoltaica instalada ya supera a la del carbón convirtiéndose, así, en la cuarta tecnología del parque de generación, con 10.013 MW.

La conclusión de Red Eléctrica es que “la integración de renovables y la descarbonización impulsan la transición energética a un ritmo imparable”.

El impulso es tal que a Red Eléctrica ni siquiera le ha dado tiempo aún a actualizar la serie estadística histórica 1990-2020, que llega en el año en curso hasta el mes de agosto, con datos suficientes para dar la noticia.

En la misma, la energía solar fotovoltaica aparece aún con 9.765 MW instalados, cifra ya también suficiente para adelantar a una fuente tradicional como el carbón que, de momento -la previsión es que se continúen clausurando centrales con el carbón como materia prima-, se ha quedado reducida a 8.159 MW.

Aunque la Real Academia de la Lengua Española aún no ha admitido ni incorporado a su diccionario el término “sorpasso”, la palabra, que en origen significa “adelantamiento”, se ha popularizado mucho.

Es lo suficientemente eufónica a nuestros oídos para utilizarla a fin de denominar el fenómeno acaecido en España en materia de generación eléctrica en los últimos treinta años, en concreto, el periodo 1990-2020 (hasta agosto).

En estos tres decenios se ha producido una auténtica y silenciosa revolución que, pese a todas los dificultades -crisis económicas, uso en su contra del llamado “déficit de tarifa”, frenazos a los programas oficiales de expansión, impedimentos al autoconsumo y un largo etcétera-, ha llevado a las energías renovables a adelantar a las fósiles y a España por la senda del cambio de paradigma energético (al menos eléctrico, dada nuestra dependencia del petróleo para el transporte), condición “sine qua non” para la lucha contra el cambio climático, la principal amenaza para la vida en el planeta Tierra.

Para los que aún ven el vaso renovable medio vacío o ni aun viendo acaban de creérselo, basta remitirles a una estadística comparada de la evolución de la potencia instalada en España tomando 1990 como año de partida y el actual 2020 como final de etapa.

Atención a algunos datos, que son lo suficientemente esclarecedores:

  • Hace 30 años, la potencia instalada de energías renovables equivalía a poco más del 40% del total que, por entonces, incluso podían parecer bastantes. Ahora bien, prácticamente toda la energía calificable como renovable era la hidráulica.
  • Sólo aparecían, de modo testimonial, 1 MW de energía eólica y 0,1 MW de energía solar fotovoltaica. Del resto de fuentes energéticas renovables, como la termosolar y la biomasa, no había siquiera noticias, y muchos ni las esperaban.
  • Sólo el triplete de las energías no renovables (el carbón, la nuclear y las centrales de fuel) tenía una potencia conjunta de 24.831 MW, la cual suponía cerca del 60% de toda la capacidad de generación de energía eléctrica de España.

¿Qué ha ocurrido en los treinta años transcurridos desde entonces? Atención a lo que nos dice la estadística, ya que los números hablan para aquellos que sepan escuchar su mensaje:

  • El triplete de las energías fósiles se ha reducido a una dupla, la del carbón-nuclear, ya que las centrales de fuel han desaparecido por el camino. Esa dupla o binomio aporta una capacidad de generación de 15.276 MW, casi diez mil menos que el trío de hace tres decenios.
  • No obstante, en el firmamento de las energías fósiles apareció una nueva estrella, las centrales de ciclo combinado, pero sus 24.562 MW de potencia instalada no han podido neutralizar a la larga a la figura de las energías renovables.
  • Y es que la energía eólica ha pasado de aquel testimonial Megawatio del año 1990 a nada menos que 26.063 MW en el año en curso, aún no terminado y por tanto con expectativas de mayor crecimiento. Por sí sola, la eólica ya supone casi la cuarta parte de la potencia de generación de electricidad existente en el país.
  • La energía solar fotovoltaica, por entonces aún más testimonial que la eólica (recordemos que tan sólo contaba con un 0,1 MW instalado) aparece ya en la estadística oficial con 9.765, aunque Red Eléctrica reconoce que realmente hay instalados 10.013.
  • España pasó de la nada a convertirse, en expresión de uno de los padres de esta tecnología (Valeriano Ruiz), en “campeona del mundo de la energía termosolar” (2.304 MW instalados) gracias a su desarrollo por parte de nuestros científicos e ingenieros y talento  “made in Spain”, pero tristemente frenada por uno de nuestros antiguos Gobiernos.
  • También la biomasa partió del cero más absoluto para llegar a poner a disposición del sistema eléctrico nacional una potencia instalada de 122  MW.

El adelanto de las renovables a las fósiles se ha materializado, pues,  en el balance por ahora final de potencia instalada en estos últimos treinta años: hoy el parque renovable se aproxima a los 60.000 MW (el 56,52% del total) y la hidráulica ya no está ni mucho menos sola. Esos 60.000 son casi 14.000 MW más que los que suponen las energías no renovables o de origen fósil.

Este fenómeno ya no tiene vuelta atrás en una sociedad, como la española, cada vez más sensibilizada contra las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. De ahí que Red Eléctrica se exprese con acierto en términos de “ritmo imparable a la transición energética”.

Como decía Gandhi, “primero te ignoran , luego se ríen de ti, más tarde te combaten y finalmente, vences”.  La energía limpia y sostenible ha vencido.

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